TV Informanet
Nada que ver con los chismes baratos. No. Esta vez la hermosa violinista venezolana SANDRA MONTOYA nos brinda una sorpresa que en breve veremos, como parte de su evolución, presentando un espectáculo sobrio con una parafernalia diferente y su siempre belleza inaudita. Es la mismísima analogía de la belleza fémina venezolana que agrega un torrente de emociones al tocar las cuerdas de su instrumento favorito. SANDRA, cambia y mejora su propio ser para agradarnos y su show viene a demostrar que quien se renueva gana en aprecio del público. El que se duerme no. Un diseñador fino como es JERONIMO GARCIA, alumno de MITZY el mejor de todos, es quien prepara el vestuario para hacerla verse como una Diosa de la vida espectacular. SANDRA MONTOYA la diva del tormentoso chisme deja de serlo. Ahora quiere ser la mujer artista que porta una singular belleza con la que cruzará de ciudad a ciudad en una gira para llevar a cada pueblo, una probadita dedicada a sus admiradores de cuanto talento tiene y curvas porta. Ya era hora, de abandonar el chisme aquel sobre SANADRA y CUAUHTEMOC BLANCO. Ya pasó chicos, calma… ya pasó ese momento.
El que anuncia la PECSI, en realidad no tiene la culpa de haber caído en bazos de esta beldad que es un ejemplo de la mujer venezolana fuerte decidida y guapa que a todo mundo vuelve loco hasta por ahí a un famoso ex portero de PUMAS de apellido CASTRUITA quien en su momento fue galán de las artistas hermosas como ella y como PATY MUÑOZ morena morenaza, que también tiene sus curvas. En fin la sorprendente capacidad de JERONIMO, con 20 años de vestir a las divas y divos del espectáculo mexicano será fundamental para SANDRA quien aparecerá seguramente como la Reina que busca a sus vasallos para ser ovacionada en torno a un violín manejado con arte. SANDRA MONTOYA CONTRA ATACA con esos movimientos de cadera. El rum rum dice que es GUILLEMO DEL BOSQUE el productor del show de SANDRA a quien yo le hecho porras y buenos deseos de que surja esa talentosa venezolana que conquista con sus ojos negros…
Por: Alberto Estevez Arreola